Esta obra amplía nuestra comprensión del creador de obras maestras del cine como El acorazado Potémkin, La huelga o Iván el Terrible. Pero más allá de esta comprensión Memorias inmorales revela, como no lo hizo ninguna otra de sus obras antes publicadas, la esencia de Eisenstein: su personalidad mercurial, la asombrosa amplitud de sus viajes y relaciones, los procesos creadores de su singular imaginación, su papel en la Revolución rusa y en la construcción de la sociedad que surgió después. Porque Memorias inmorales es mucho más que una memoria altanera. Es un vívida, excéntrica y vital excursión al alma de un genio que recibió la más rara de todas las oprotunidades artísticas: la posiblidad de crear no sólo un conjunto de trabajos, sino toda una nueva forma de arte. Escritas en un estilo altamente emocional y asociativo, reminiscente de sus técnicas cinematográficas de montaje, Memorias inmorales es una fiesta para los sentidos, tanto como para el intelecto.