Tras la muerte de un compañero, de la que todavía se culpa, el detective Nate Burke decide dar un giro radical a su vida. Ante la sorpresa de su superior y colegas del departamento de homicidios de Baltimore, Nate Burke acepta el empleo de jefe de policía en el lugar más inesperado: Lunacy, un aislado pueblecito de Alaska con únicamente 506 habitantes. Nate descubre pronto que Lunacy no es el aburrido destino que había imaginado. Esta pequeña y muy unida comunidad está integrada por los personajes más excéntricos, originales, pintorescos y cálidos que jamás haya encontrado; en especial Meg, la indomable piloto de avionetas que nunca deja de sorprenderle. Dejando a un lado las manías y particularidades de todos ellos, algunas riñas y disputas ocasionales y los incidentes menores con los animales salvajes, parece que nada puede alterar la armonía y tranquilidad de Lunacy. Hasta que el hallazgo de un cadáver en las montañas revela que allí se ha ocultado durante veinte años un frío asesino, dispuesto a matar nuevamente. La crítica ha dicho... «Roberts vuelve a brillar con una historia repleta de matices sobre la vida en los paisajes de Alaska y el llamativo personal que allí se reúne.» Publishers Weekly