El carismático Roberto La Roca llega a Marsella para liberar a su amigo Xavier Adé, encarcelado por un asesinato que no cometió. Borgo disparaba más rápido que los demás, siempre daba en el blanco y cuando dejaba caer su mirada negra como el carbón en el adversario, este sentía el peso de la muerte. Por ese motivo le llamaban La Scoumoune (el Excomulgado), un nombre de mal agüero. Sin embargo, sus amigos le habían visto enternecerse una vez por una mujer y siempre con la música de un organillo. Como muchas de sus novelas, la obra fue llevada a la gran pantalla bajo la dirección del propio José Giovanni en 1972 con el título El clan de los marselleses.