Un libro imprescindible para saber qué consumimos. 150 fotografías, mapas y gráficos ¿De dónde vienen los productos que consumimos? ¿Qué contienen los alimentos que compramos? Parecen preguntas sencillas y, sin embargo, sabemos muy poco de los productos que componen nuestra cesta de la compra. Las etiquetas de los alimentos que adquirimos suelen ser ininteligibles para el consumidor medio y resulta virtualmente imposible saber de dónde vienen las materias primas con las que fueron elaborados. La opacidad sirve a menudo para ocultar las deficiencias nutritivas de los alimentos, la toxicidad de los detergentes y cosméticos o el despilfarro que suponen los embalajes. Carro de Combate traza en este libro la cadena de producción de veinte productos de uso masivo, desde café o el azúcar hasta la leche y los huevos, pasando por prendas de ropa, cosméticos y plásticos. El objetivo es visibilizar la complejidad del proceso que se nos oculta, y que genera impactos sociales, laborales y ambientales en las diferentes fases del ciclo de vida de los productos, desde la extracción de las materias primas hasta la contaminación que producen los embalajes. La documentación que se aporta en cada caso evidencia cómo las grandes multinacionales, que controlan cada vez más sectores de producción, se desentienden de la contaminación que generan y sobreexplotan a sus trabajadores, que perciben una mínima parte del precio final que pagamos los consumidores. Frente a este modelo, que persigue el lucro a costa de la explotación de la naturaleza y del ser humano, aparecen cada vez más alternativas: de un lado, productores responsables que colocan a sus mercancías precios justos, sin explotación, sin ganancias excesivas y con menos intermediarios; del otro lado, consumidores críticos que deciden apoyar con sus compras otro modo de hacer las cosas. Unos y otros empiezan a entender que cada gesto cuenta, y cada pequeña iniciativa ayuda a crear otra economía posible para otro mundo posible. Para que así sea, el primer paso es comprender qué hay detrás de los productos coloridos y brillantes que nos vende la publicidad con una promesa de vacua felicidad. Porque, si el consumo es un acto político, la primera batalla es la de la información.