¿Quiénes dominan el mundo? ¿Es posible transferir el poder plutocrático global hacia otro realmente democrático? ¿Por qué no gobiernan las personas elegidas por los pueblos? ¿Hasta dónde alcanza el poder de los bancos? ¿Es la corrupción el peor de los males que sufre el planeta, o tal vez el que sus moradores le infligimos?; ¿Es posible acabar con el hambre y la pobreza? ¿Podemos solucionar los grandes problemas, que todos padecemos, país por país o, por el contrario, es necesario el concurso de todos ellos, unidos y sin excepción? ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la política global? ¿Sufren todas las culturas la ausencia de grandes objetivos? ¿Padecemos la falta de unos valores dignos? ¿Por el contrario, perseguimos las pautas éticas que nos inculcan quienes en ellas están interesados? ¿Tienen motivos los indignados para estarlo? El autor, en un ensayo plagado de aseveraciones sorprendentes, ofrece respuestas a estos interrogantes por medio de sutiles ejemplos y sencillas reflexiones.