Se estudia aquí la lengua del Quijote por comparación con otros textos eruditos y literarios de la época, asimismo precedentes, como los de Juan del Encina, Garcilaso y Juan de Valdés, a fin de determinar el proceso de formación del modelo idiomático en que Cervantes en cuanto escritor se mueve. En la misma cuestión normativa afloran corrientes ideológicas que de lejos venían y otras de mayor novedad, y en diverso grado contradictorias, que, aun cuando no siempre con plena coherencia, procuraban seguir las minorías cultas, si bien para muchos el buen hablar y escribir se regía por el horaciano principio del usus
ius et norma loquendi. Esta perspectiva lingüística ayuda a comprender mejor aspectos literarios de la gran novela, también el ver cómo en ella el ambiente social condiciona, o explica, el empleo cervantino de los nombres de persona y de lugar; de la misma manera que el afán humanístico de Cervantes atiende a la diversidad del español de la época y a la expresión formularia, o al factor sociológico del tratamiento personal. Y cómo la experiencia andaluza y los sueños indianos del de Alcalá se plasman en las estampas léxicas del español atlántico que su universal obra ofrece.