Este libro refleja apenas unos rasgos de la larga y extraordinaria vida de la Madre Esperanza Alhama Valera (1893-1983), beatificada en 2014 y fundadora de dos Congregaciones Religiosas: Las Esclavas y los Hijos del Amor Misericordioso. En su juventud va madurando el deseo de dedicar toda su vida a Jesús y a la gente pobre y necesitada. A los 21 años se consagra a Dios en la vida religiosa. "Salí de la casa paterna con la gran ilusión de ser santa". Estos primeros años de su vida religiosa, están marcados por pruebas y sufrimientos físicos y morales por medio de los cuales el "Buen Jesús", como ella le llamaba, la va preparando a la misión que la espera: difundir por el mundo la devoción del Amor Misericordioso. En medio de dos terribles guerras se vuelca con sus religiosas (fundadas en 1930) en Madrid para abrir colegios para huérfanos, residencias de ancianos, comedores para pobres... Estando en Roma, estalla la segunda guerra mundial y su actividad caritativa adquirió cotas dificilmente creíbles: comidas milagrosas para miles de obreros y necesitados en mesas improvisadas; acoge a prófugos sin miramientos ideológicos, cura los heridos de los bombardeos, organiza y anima con un ritmo incansable. En 1951 funda la Congregación de los Hijos del Amor Misericordioso. Y los últimos años de su vida se centra en poner en marcha el complejo del Santuario de Collevalenza (Perugia-Italia), donde hoy acuden miles de peregrinos a rezar ante su tumba y, sobre todo, a experimentar que "Dios es un padre y una tierna Madre... que perdona, olvida y no cuenta".