Aprender a dibujar razonablemente bien solo requiere dos cosas: un método y una práctica habitual. Dibujar la naturaleza aporta las técnicas y la información que permiten comenzar a dibujar; el método necesario para que las ideas que a todos nos surgen en algún momento tengan su equivalente en trazos sobre una hija de papel; y ejercicios sencillos, materiales y organización del trabajo entre otras cosas. Esta obra sirve tanto al naturalista interesado en adquirir la destreza necesaria para guardar en su cuaderno de campo anotaciones gráficas de lo que observa, como a quien solo desea practicar una afirmación creativa.