Con más frecuencia de la que se suele creer, las vidas humanas desembocan en el océano de la muerte, a través del delta del suicidio. Los protagonistas de las tres piezas que integran esta Trilogía hispánica pusieron fin a sus vidas voluntariamente. Moctezuma Socoyóitzin, el penúltimo emperador mexica, pagó su transitoria debilidad ante el ambicioso Cortés, afrontando la cólera de su pueblo sublevado, que le lapidó afrentosamente. El general Prim rechazó la escolta de hombres armados que le fue ofrecida y, en la gélida noche madrileña, tan lejos en el tiempo y el espaciode su infancia catalana, afrontó inerme las balas de una conjura anunciada. El octogenario Francisco de Goya, antiguo pintor del rey de España, pasó los últimos años de su vida exiliado en Burdeos para escapar de la Inquisición. Una carta de su íntimo amigo, el afrancesado Leandro Fernández de Moratín, que la red nos ha conservado, nos ayuda a desvelar la causa de su muerte.