Una explosión de dimensiones incalculables sacudió la NBA cuando los Golden State Warriors de Stephen Curry alcanzaron el anillo en 2015 y el récord de la temporada regular en 2016. Hay un antes y un después en un equipo mágico dirigido por un crío esmirriado capaz de encestar desde casi la mitad de la cancha. El futuro se escribe desde las empinadas cuestas del viejo San Francisco.