El presente libro estudia la tensión entre política y derecho en el pensamiento de Hannah Arendt (1906-1975). Esta tensión pone de manifiesto un problema presente en toda su obra: el conflicto entre la capacidad humana de innovación y la necesidad de estabilidad. Por un lado, la acción política como capacidad humana de innovar se caracteriza por carecer de límites y ser impredecible; por otro, el fin principal del derecho es dar estabilidad a la comunidad política y delimitar el ámbito de la acción. Tras una biografía intelectual de la autora centrada en esta problemática, se examinan las diferentes respuestas históricas que sirven de base a la opinión sostenida por Arendt: la polis griega, Platón, la república romana y la fundación de los Estados Unidos. Cicerón, Montesquieu y Tocqueville son objeto de especial análisis, los llamados por ella prácticos honorables (ehrenhaftenPraktiker), dada la enorme influencia que ejercieron sobre su pensamiento en relación con el tema de este trabajo. Finalmente, nos detenemos en el estudio de la desobediencia civil, porque es el fenómeno que permite coordinar la experiencia jurídica y la política.