Los objetos aparentemente insignificantes, los que pasan desapercibidos, tienen a veces funciones complejas. Un banco en un jardín es, la mayor parte del tiempo, invisible. Sin embargo, cuando en ciertos jardines se les presta atención, revelan su sorprendente potencial semántico y narrativo. Y en algunos casos especiales llegan incluso a convertirse en el centro que organiza las estrategias escópicas de todo el conjunto. Del jardín pintoresco de Ermenonville en Francia, a Gorki, la dacha de Lenin; de las calles de Florencia y otras ciudades toscanas, al Parque Güell; de La Náusea de Jean Paul Sartre, a Verano tardío de Adalbert Stifter..., la obra de Michael Jakob se desliza entre paisajes únicos con el objetivo de revelar la compleja riqueza de significados que oculta el banco en el jardín.