Esta obra gira en torno a la evolución e importancia de las asociaciones de labradores y propietarios agrícolas en España durante el siglo XIX. En ella, se identifican y describen las características de este tipo de sociedades que fueron comunes en muchas de las ciudades y pueblos españoles. Pero, sobre todo, se analiza la importancia que tuvieron para la producción agrícola y su influencia en las políticas económicas impulsadas desde los distintos gobiernos, en una sociedad eminentemente agraria como era la de la España decimonónica.