Este proyecto parte de dos miradas que conforman una aproximación a la naturaleza y al paisaje. Por un lado, la mirada del naturalista que, en esta ocasión, va más allá de los elementos formales para celebrar con sus palabras este paisaje. Por otro, hay una aproximación estética con imágenes que intentan también rehuir de los contenidos explícitos, en un intento de comunión con las palabras. La obra se ha construido, se ha desarrollado durante su proceso de creación, y esta evolución se manifiesta en lo que se muestra. Desde un primer acercamiento de celebración poética, se produce una comunión. Poco a poco interviene la mirada, de modo que el observador, que se había mantenido a un lado, ahora se hace evidente; se expresa, habla a través de las imágenes. Nos damos cuenta de que la separación es una mera ilusión; que formamos parte de lo que observamos y que nuestra mirada, en cierto modo, construye el paisaje.