El arte no es sino un medio para ver, para ver lo invisible en lo visible. Y Apollinaire, Picasso, Duchamp, De Chirico o Picabia encontraron en los rayos-x y la huella de su paso a través de los cuerpos un recurso analógico con que dar a ver sus visiones. Esta incursión en el arte de comienzos del siglo XX se ocupa de las resonancias del descubrimiento de los rayos-x en el pensamiento y la práctica artística de la época, planteando que, más allá de categorizaciones «ísmicas» simplificadoras y de matices propios de toda subjetividad, todos estos artistas reclamaban un realismo más profundo y dinámico que el realismo mimético canónico. Todos querían ser más realistas, superrealistas. Y encontraron en los rayos x una analogía idónea, tanto formal como procesual, de ese modo de ver y presentar la realidad en profundidad, desplegando inagotablemente nuevos horizontes de visión y de conocimiento, en la que todos ellos se empeñaron.