Esta obra es un acercamiento a la figura de san Bernardo, a su personalidad y al Tratado sobre el amor a Dios, en la que se afirma que el amor a Dios es la fuente de cualquier otro amor y tiene su premio en aquello que ama y es, en cierta medida, insaciable. Por ello el ser humano es un inquieto del amor. Este tratado está precedido por una amplia introducción, escrita por Juan María de la Torre, en la que hace repaso de la personalidad de Bernardo de Claraval y la importancia del autor en su obra, su dimensión del amor y un acercamiento al contenido del Tratado sobre el amor a Dios, objetivo fundamental de este trabajo. Se ofrece también, al final del libro, una serie de sermones escogidos sobre el tema del amor.