El alquimista de la luz era un niño que quiso atrapar el color, un niño de pelo especial al que acusaron de la maldición, de la sequía que causó la hambruna. Un niño que quiso ser aprendiz de alquimista y viajó con su carreta itinerante hasta las tierras lejanas de los maestros de la alquimia. Aprendió la magia de los pigmentos y a iluminar con ellos las ermitas y las iglesias.