Teresa Gallifa Palmarola (1850-1907), Fundadora de las Siervas de la Pasión nació en San Hipólito de Voltregat, provincia de Barcelona, y su primera ocupación fue el pastoreo. Luego, trabajó en un telar de los muchos que había entonces por aquella zona. Se casó y fue madre de siete hijos, de los cuales solo uno, Jaime, llegó hasta la juventud. Viuda a los 32 años y con dos niños pequeños, tal fue su necesidad y pobreza, que se vio obligada a pedir limosna de puerta en puerta. Por aquel entonces, tiene una visión interior, en la que la ciudad de Barcelona se le aparece como una inmensa charca inmunda. Solo hay un detalle consolador y es que, del fondo de esa charca, salen destellos como de perlas. Teresa entiende que las perlas son los niños que hay que rescatar del fondo. Al desvanecerse la visión, se siente animada a trabajar en este campo y, para ello, se hace comadrona y funda el instituto de las Siervas de la Pasión. Desde entonces, estas religiosas están ejerciendo su apostolado en distintas partes de España, en Camerún y en México. Su misión es acoger y ayudar a las mujeres gestantes con problemas, para que puedan tener felizmente a sus hijos. Teresa Gallifa Palmarola fue declarada Venerable por el Papa san Juan Pablo II, el 25 de junio de 1996.