María Josefa Segovia (1891-1957) es una de esas mujeres que, inmersas en su tiempo y proyectadas hacia el nuestro, llegaron a hacer historia. Los destinos de la mujer culta y su influencia en la sociedad moderna son ahora mismo algo tan grande como impreciso, escribió don Pedro Poveda en 1931. En su escuela, con creatividad, audacia y discreción María Josefa fue haciendo concreto un modo de ser y de actuar, inédito en su tiempo, algo más común en el nuestro, pero todavía con necesidad de volver los ojos hacia estas personas cuya biografía sigue suscitando admiración y sugiriendo metas aún por alcanzar. La mujer de los ojos abiertos supo ver y trascender la compleja realidad que le acompañó de por vida. Con una mirada atenta al presente, pero sin dejarse atrapar por él, percibió los límites y las posibilidades de su entorno; superó obstáculos, caminó con firmeza y decisión, y también ayudó a caminar. Muchas personas cruzaron su mirada con la suya y sintieron su impacto sobre ellas; también nosotros podemos intentarla ver.