Joaquín María de Ferrer y Cafranga fue un apasionado liberal guipuzcoano ilustrado del siglo xix, que llegó a ser presidente de las Cortes, presidente del Consejo de Ministros, ministro de Estado y de Hacienda, alcalde de Madrid y de Pasajes, y senador vitalicio. Fue también un destacado empresario, que ayudó con su capital y su espíritu emprendedor al despegue industrial de España. Sobrevivió azarosamente a una condena a muerte de garrote dictada por el rey Fernando VII por haber votado en Cortes la regencia del monarca durante la invasión francesa de los cien mil hijos de San Luis. Le fueron confiscados todos sus bienes y tuvo que exilarse en París durante varios años, donde fue editor de lujosos libros en miniatura de obras clásicas de la literatura española, y donde mantuvo amistad con el pintor Goya, quien realizó bellísimos retratos de él y de su esposa. Este libro, imprescindible para ayudar a ilustrar algunos de los episodios más dramáticos y emotivos del siglo xix español, constituye una obra póstuma del autor.