Cartas marcadas, juego sucio el que practican quienes más que gobernar, nos tienen sometidos. La mentira, la burla, la falta de respeto, la prepotencia y la violencia forman parte de sus reglas del juego. ¿Podemos hacer otra cosa que señalarlo e intentar compartir nuestra indignación? Esta es la crónica personal y por fuerza parcial de un año marcado por ese juego sucio en lo público y por la necesidad de no naufragar y no ceder a la tentación de desertar en lo privado. No estoy muy seguro de que sea del todo posible hurtarse a esa zarabanda de empujones, ansias, cóleras y derrotas en la que parece que se ha convertido nuestra vida.