«En esto consiste, en efecto, la democracia: autonomía, autos nomos. El que no recibe la ley de otros, aunque sea del Otro o de lo Alto, sino que la crea. Soberanamente. Y dos soberanías no pueden convivir en un mismo universo. Aut la soberanía de Dios, aut la soberanía de los ciudadanos, de manera que una de las dos tiene que quedar proscrita de la esfera pública».