No solo es posible hablar de la existencia de un pensamiento económico de Hugo Chávez, sino que él mismo condensa un contexto histórico determinado. Así, los capítulos que componen esta obra hablan de las huellas que dejaron en Chávez personajes como Bolívar, Simón Rodríguez, Mèszáros, Matus, Varsavsky, Galbraith o Gramsci, de su paso por la Academia Militar y sus variadas lecturas, de la influencia de tradiciones del pensamiento latinoamericano (Torrijos, Alvarado, Torres), pero a la vez, también, muestran una conciencia forjada en el propio acontecer político de su tiempo, madurada a la par del derrotero del capitalismo mundial y la necesidad de abrir en él grietas que permitan superarlo. El de Chávez, según enseña este libro, es un pensamiento fraguado en la contingencia y allí, tal vez, se encuentre la clave para aproximarse al mismo. Antes que un corpus cerrado de ideas prefabricadas, el de Chávez es un pensamiento alquímico, marcado a fuego por la coyuntura, sin perder de vista la perspectiva estratégica de su propio Sur, que avanza y se complejiza al ritmo del trajinado pulso político de su época. De una incomodidad incipiente con los postulados neoliberales, Chávez pasa a vislumbrar un proyecto situado en un horizonte superador de aquél –posneoliberal–, para culminar –en un sentido inacabado– en la célebre fórmula del socialismo bolivariano del siglo XXI.