"Con gran confianza, exhortamos a nuestros hermanos a que la Constitución fundamental de nuestra Orden la reciban y mediten íntegra y cordialmente. Todos los elementos esenciales que configuran el carisma dominicano, como un don de Dios inserto en nosotros y concedido para la utilidad de la Iglesia, están bien y adecuadamente expresados en ella. Todo el Libro de las constituciones y ordenaciones debe asumirse como un comentario auténtico de la Constitución fundamental. Y, por ello, debe exponerse en el proceso de formación". Capítulo general de Walberberg, Actas, nº 49.