A diferencia de los grandes nombres de la posguerra japonesa, que como Kenzaburo Oe se empeñaban en redefinir Japón tras el durísimo trauma histórico que supuso el año 1945, Murakami pertenece a una generación que ya no tiene en tan alta estima los sólidos fundamentos filosóficos y culturales de los que bebieron los autores anteriores, y desde sus comienzos literarios escribe para un público nacido varios años después (incluso décadas) del fin del conflicto bélico. [ ] Su obra intuye los grandes poderes fácticos que, aparentemente de forma inescrutable o mágica, mueven los hilos del mundo sin que ninguno de los ciudadanos comunes pueda barruntar siquiera dónde se anclan esas poderosas cuerdas de la política y la economía. Si hay una realidad mágica en los mundos de Murakami, ésta parece adivinarse a partir de la alienante extrañeza de los sucesos históricos cotidianos, cuya lógica parece perderse en esferas incognoscibles, tanto epistémica como políticamente. El pastiche murakamiano habla de una religión y de una fe contemporáneas en el poder de la imagen, en las marcas, en la bolsa de valores y, en ocasiones, en un atisbo de espiritualidad ingenua que sus personajes suelen manifestar. En este interesante ensayo, el autor condensa las claves ficcionales de varias obras de Murakami a la luz de la física cuántica, explicando de qué manera los principios científicos de esta disciplina se pueden aplicar al análisis de narrativas contemporáneas en un intento de ampliar las lógicas de la verosimilitud y las fronteras del género fantástico. Asimismo, recoge las semejanzas entre el pensamiento tradicional oriental y las interpretaciones contemporáneas de la física cuántica en virtud de la confluencia de ambos sistemas en la literatura de Haruki Murakami.