«Considero una obligación, un deber moral que aclaremos nuestra historia para que prevalezca la verdad, y no que admitamos que se pretenda encubrir una infamia con el manto del heroísmo. Pensando en los inocentes rehenes del Alcázar de Toledo, víctimas de los militares rebeldes, he escrito estas páginas». Con estas palabras finalizaba Luis Quintanilla en 1964 su ensayo sobre los sucesos vividos en el asedio al Alcázar de Toledo. Osaba desmentir uno de los acontecimientos más conocidos de la Guerra Civil. Se permitía dar otra visión de la heroica resistencia del general Moscardó en el Alcázar de Toledo. Su publicación en la mítica editorial Ruedo Ibérico en 1967 levantó ampollas en la España franquista. Tres son la premisas que desarrolla en este libro: que existieron más de quinientos rehenes (mujeres e hijos de republicanos) encerrados contra su voluntad en el Alcázar, que el padre Vázquez Camarasa fue testigo de la dramática situación de estos rehenes, y que no existió la conversación telefónica en la que se instaba al general Moscardó a rendir el Alcázar para evitar el fusilamiento de su hijo. Se aporta, como novedad en esta edición a cargo de Esther López Sobrado, documentación oficial que Luis Quintanilla se llevó consigo al exilio. Se incluyen también documentos del padre Camarasa que le fueron entregados a Quintanilla por el sacerdote vasco exiliado Manuel Mendieta, quien conservaba los documentos desde la muerte de Camarasa, acontecida en Burdeos en 1946. Luis Quintanilla (Santander, 1893-Madrid, 1978). Su vida parece la de un personaje de ficción. Fue marinero, boxeador, pintor, dibujante, fresquista, repujador, grabador, ceramista, escritor, espía, memorialista, retratista, escenógrafo, cineasta, autor teatral, ensayista e ilustrador. Le sorprendió la guerra dando las últimas pinceladas a los frescos del monumento a Pablo Iglesias; a partir de ese momento se compromete con la República con encargos que le posibilitan como un extraordinario testigo de guerra: participó en el asalto al Cuartel de la Montaña, vivió la situación del Alcázar de Toledo y dirigió una red de espionaje que tenía a Luis Buñuel como intermediario con la Embajada de España en París. En 1938 expuso sus Dibujos de la Guerra, y parte hacia Nueva York para pintar los frescos de la Guerra Civil. Inicia así un largo exilio. Durante su etapa americana alternó su trabajo como pintor con el de ilustrador de libros y escritor, hizo decorados en Hollywood y una colección de retratos de escritores americanos. En 1958 se trasladó a París donde redacta sus memorias y publica Los rehenes del Alcázar de Toledo. En 1976 regresa a España, donde muere en 1978. Esther López Sobrado. Biógrafa de Luis Quintanilla, lleva más de veinticinco años intentando recuperar la figura de este artista, estudiado en su Tesis Doctoral. Ha comisariado las exposiciones Luis Quintanilla. El legado de Paul Quintanilla y Luis Quintanilla, testigo de guerra. Se ha ocupado de la edición de las memorias del artista Pasatiempo, la vida de un pintor, así como de otros de sus textos: Los cuentos de Mariviento, De pintura. Vidas comparadas de artistas o La España negra de Franco. Su trabajo ha sido esencial en el rescate de los frescos de Quintanilla Ama la paz, odia la guerra, recuperados por la Universidad de Cantabria, y ha sido la documentalista de Los otros Guernicas, documental de Iñaki Pinedo, en el que se recoge la peripecia vital del pintor y las andanzas de los frescos, preseleccionado en 2011 para los Premios Goya.