Los profesores universitarios, salvo muy honrosas excepciones, no sabemos enseñar. Ello no puede sorprendernos si tenemos en cuenta al menos tres realidades indiscutibles: nadie nos enseñó a enseñar nuestras disciplinas, en la carrera académica se valora mucho más la investigación que la docencia y muchos académicos, aun en pleno siglo XXI, consideran que enseñar tiene que ver más con una actividad artística (incluso recreativa) que científica. Por desgracia, tampoco las insuficientes iniciativas implementadas hasta el momento en formación del profesorado universitario han obtenido los resultados esperados. Modificar la forma de enseñar no consiste únicamente en aprender y utilizar nuevas técnicas y métodos; un cambio profundo y sostenible requiere un cambio en la propia identidad profesional docente. En esta obra se proponen sistemas de formación innovadores, basados en una acción integral sobre las concepciones, las estrategias y, muy especialmente, las emociones y sentimientos vinculados a la docencia. La utilización de incidentes críticos, situaciones con un fuerte impacto emocional que desestabilizan y obligan al docente a repensar su enseñanza, suponen una vía privilegiada para promover esos cambios. El lector encontrará aquí una explicación clara, contrastada con la investigación e ilustrada con ejemplos, de algunos de esos sistemas de formación.