Lyon, Vienne, Tournon, Aviñón, Les Baux, Nimes, Arles, Tarascón, Beaucaire y Marsella son las ciudades blancas de Joseph Roth. El libro es la crónica de la realización de un sueño largamente acariciado, «a los treinta años —escribe el autor— pude ver por fin las ciudades blancas con las que soñara de niño». Pero es también mucho más que eso. Tratándose de Roth, "Las ciudades blancas" es un texto extrañamente optimista. Aunque la experiencia de la Gran Guerra extiende un velo de melancolía y desencanto sobre estas páginas, en ellas se nos ofrece una visión utópica del futuro de Europa. Viajando hacia atrás en el tiempo, remontándose a los días de esplendor de estas ciudades, Roth encontró la inspiración para imaginar una convivencia integradora y pacífica entre los pueblos, las creencias y las personas.