El 1 de abril de 1956 un grupo de universitarios nosotros, hijos de los vencedores y de los vencidos hacía un llamamiento a la oposición al franquismo. Entre ellos estaba Javier Pradera, hijo y nieto de fusilados. Ese llamamiento se puede considerar uno de los precedentes de la Transición española, un proceso abierto hacia la democracia, no un acontecimiento puntual. Identificar los problemas de hoy con el marco de esa Transición es un síntoma de pereza intelectual que una corriente revisionista ha puesto en circulación, sin tener en cuenta lo que de verdad ocurrió esos años.