Emily Gravett es una ilustradora y escritora inglesa de libros para niños. En España se han traducido varios de sus álbumes ilustrados en los que el sentido del humor resulta clave para buscar la complicidad con el lector. Con una línea clásica que recuerda a los Ahlbergs (El cartero simpático) o a Helen Oxembury, Emily Gravett compone álbumes sutiles, irónicos y con diversas lecturas. Este álbum en apariencia, muy sencillo, está repleto de sutilezas gráficas y psicológicas, invitando al lector adulto que mira el álbum con un niño a prestar atención a la gran cantidad de detalles expresivos que se construyen con la ilustración y que ironizan con un texto neutro y en apariencia objetivo. A Matilda le gusta jugar a mil cosas: con ovillos de lanas, con cajas, a las meriendas, a los disfraces, a pintar, a subirse a los árboles, le gusta también leer y le haría feliz que su gato le acompañara en sus juegos. Pero un gato… es un gato y no sigue a Matilda en ninguna de sus propuestas, es más, las contempla con escepticismo, si no con ¡horror! Matilda se disfraza incluso de gato, con un disfraz idéntico al de Max de Sendak, para buscar esta complicidad entre ambos. Un delicioso final de ambos arrullándose y una última sorpresa en las guardas, recuerdan al lector qué es una mascota. Un libro para descubrir detalles, para reír y para mostrar cómo el equilibrio sutil entre texto e ilustración dan como resultado un álbum muy notable.