Este libro estudia un aspecto decisivo de la teología de San Agustín: su cristología. Más concretamente, analiza el significado de “Cristo Luz” a lo largo de todos sus escritos. El santo detecta el anhelo que los hombres poseemos, a veces de modo inconsciente, de vivir una existencia atravesada por la luz salvadora de Cristo. En Él está nuestra felicidad. Reconocer que Cristo es la luz de Dios es la puerta que nos lleva a admirar su riquísima identidad teológica. Él es el Resucitado y el que nos comunica la misma vida de Dios. Es el Ilumi-nador. Es quien alienta en nosotros una experiencia de plenificación antropológica. La luz divina que nos trae restaura las fibras más hondas de nuestro ser. La luz que emite el Cristo agustiniano tiene vocación de expan-dirse; entonces la salvación de Dios puede alcanzar a todos los hombres. En la transmisión de la luz son decisivos el don del Espíritu Santo y la misión desarrollada por la Iglesia. El libro culmina con tres propuestas: valorar el puesto de la “luz” en el conjunto de la teolo-gía agustiniana; calibrar el peso soteriológico de la mediación única de Cristo; y descubrir los horizontes teológicos abiertos en el proceso de la iluminación.