Bajo un aspecto bonachón, casi de cura de aldea, el Papa Roncalli llevaba a sus espaldas una amplia carrera en la diplomacia vaticana, interviniendo activamente en situaciones críticas en Turquía, Francia y Bulgaria (donde actuó en ayuda y salvación de miles de judíos perseguidos por los nazis), y una posterior e importantísima labor pastoral como Patriarca de Venecia. No entró en el Cónclave como papable y se cumplió, como siempre, la tradición romana: sale Papa el que no entra de papable y sigue de Cardenal el que ingresa como favorito. A pesar de haber tenido un pontificado breve (entre 1958 y 1963), la figura de San Juan XXIII es una de las principales en la historia de la Iglesia Católica. Promovió un Sínodo para la Iglesia de Roma, el Concilio Vaticano II, la reforma del Código de Derecho Canónico, y dos encíclicas con un contenido social y político fundamental como Pacem in Terris y Mater et Magistra.