AL privilegio de poder decir la sutil transparencia del plano, la fatal coincidencia del punto, la equilibrada velocidad del círculo, se opone, a quien oficia el verbo, la imperturbable serenidad del silencio. Al fin se sabe que en el secreto fondo de las cosas yace, en yacimiento de milenaria esencia, la ígnea verdad líquida de luz, la verdad inasible sino por la presencia del amor. Nacido en Buenos Aires en 1929 y fallecido a la edad de sesenta y cinco años, Ángel Bonomini comienza a publicar sus primeros poemas tempranamente en la prestigiosa revista Sur que dirige Victoria Ocampo y con cuyos colaboradores Alberto Girri, José Bianco, Héctor Murena traba amistad y comparte poética. A través del escritor Eduardo Mallea, formará parte de la redacción del suplemento cultural de La Nación como crítico de arte. Poeta de obra breve pero exquisita, con un título en particular, Torres para el silencio, que mereció el premio de poesía Ciudad de Buenos Aires en 1983, se le conoce especialmente como narrador, al ser incluido su relato "Los novicios de Lerna" en la Antología de la literatura fantástica del siglo XX, que prepararon Borges y Bioy Casares en 1972.