El presente libro examina la evolución del arte y la crítica en Europa occidental y Norteamérica a lo largo de los últimos veinticinco años, explorando su relación dinámica con la condición general de emergencia insuflada por el neoliberalismo y la guerra contra el terrorismo. Considerando la obra de artistas como Thomas Hirschhorn, Tacita Dean e Isa Genzken, y los escritos de pensadores como Jacques Rancière, Bruno Latour y Giorgio Agamben, Hal Foster pone de manifiesto los modos en que el arte ha anticipado esta condición, en ocasiones resistiendo al colapso del contrato social o apuntando a su reparación; en otras, parodiándolo. Contra la pretensión de que el arte ha alcanzado tal grado de heterogeneidad que desafía su análisis histórico, Foster sostiene que el crítico aún tiene que escribir un relato claramente articulado de lo contemporáneo en toda su complejidad. Con este fin, ofrece diversos paradigmas del arte de estos últimos años, a los que bautiza con términos como «abyecto», «archivo», «mimético» o «precario».