El crecimiento y modernización económica española de fines del siglo XV hasta mediados del siglo XVI y sus limitaciones son, sin duda, uno de los capítulos de la historia europea más detenidamente analizado, como lo será el de la cuestionada decadencia en la siguiente centuria. El marco de actuación no habría de diferir de lo practicado en las monarquías europeas del entorno. Sin embargo, a la política española le quedó siempre un resabio intervencionista y de proteccionismo a medias del que apenas pudo desprenderse en los varios siglos de historia siguientes. Quedó siempre a mitad de camino, en una trayectoria zigzagueante donde las tomas de decisiones, por extemporáneas, terminaron las más de las veces por ser ineficientes. La convergencia que se diera con la unión de las dos Coronas ?Castilla y Aragón?, la forja del primer imperio colonial y la apertura internacional que llevaron a España a la hegemonía internacional ?su momento de gloria como protagonista de la historia universal?, se vería enfatizada por un proceso de modernización que quedaría sin culminar. Entre las cuestiones inconclusas, los avances necesarios para lograr en España la culminación de los procesos integradores desencadenados y que dejaron en la cuneta, hasta el presente, muchas cosas a medio hacer. Cautivada por la modernidad y fulgor internacional de la apertura de salida a fines del siglo XV y principios del XVI ha faltado en la sociedad española la nervadura ética de asumir ese pasado sean cuales fueren sus consecuencias y, a ser posible, enmendarlo.