Francisco y J. C. Scannone comparten muchas cosas, entre otras: «argentinidad», la impronta de Ignacio de Loyola y la cultura. Ambos nacieron y se formaron antes del Concilio, y vivieron desde dentro la revolución del catolicismo del Vaticano II. Cada uno con su propio carisma -uno como arzobispo y cardenal, el otro como teólogo y filósofo-, también han asumido un liderazgo en las evoluciones de la Iglesia católica del posconcilio. Francisco visto y narrado a través de los ojos de uno de los mejores «descifradores» de su persona y su pensamiento.