A pesar de que ninguna de las dos promulgaba la soberanía universal y hubieron de hacer frente al encaje constitucional de la esclavitud, en el caso de Estados Unidos, y de las castas pardas, en el español, sus principios, relativos a la separación y limitación de poderes, la igualdad ante la ley, las libertades individuales, la soberanía nacional y la supremacía de la Constitución sobre cualquier otro poder, siguen constituyendo los fundamentos de las actuales sociedades democráticas. Su autor ofrece un pormenorizado y riguroso análisis tanto de los aspectos filosóficos e ideológicos que fundamentaron dichas constituciones como del contexto sociohistórico del que surgieron, condicionando su desigual fortuna.