En los albores de la era automovilística, la pasión de los estadounidenses por los viajes dio lugar a una nueva ola de imaginativos empresarios que atendían las necesidades de este nuevo medio de transporte. Desde la década de 1920 comenzaron a aparecer edificios llamativos que atraían a los viajeros con refrigerios, provisiones, souvenirs o una comida rápida. Las convenciones arquitectónicas de la época hicieron que se calificase a estas construcciones de carretera de ?monstruosidades?.No obstante, florecieron, especialmente a lo largo de la franja sur del país (conocida como el Sunbelt, el cinturón del sol) y en particular en el sur de California, donde los propietarios dieron rienda suelta a sus impulsos creativos en forma de gigantes y excéntricas construcciones: desde búhos, muñecas, cerdos y barcos, hasta cafeteras y frutas. La carga simbólica era cándida, sin embargo fueron marginados por la historia. Pero, en los últimos 40 años, las anomalías arquitectónicas californianas han recuperado su integridad y vuelven a ser celebradas en este recién revisado compendio de edificios.California Crazy está repleto de los mejores ejemplos de este género arquitectónico e incluye ensayos que exploran las influencias precursoras de aquel estilo arquitectónico emergente. También se describen los paisajes y actitudes poco convencionales de las carreteras de Los Ángeles y Hollywood que permitieron la aparición de estos edificios.Además, cuenta con el ensayo definitivo de David Gebhard, quien definió este movimiento vernáculo hace casi 40 años. El concepto de California Crazy abarca además arquitectura doméstica, señalización excéntrica y el coche como objeto original.