Los aviadores Joaquín Loriga, Eduardo G. Gallarza y Rafael M. Esteve abrieron una nueva vía de comunicación entre la Península Ibérica y Oriente. Los tres salieron de Madrid en abril de 1926 en los aviones Elcano, Magallanes y Legazpi. Esteve estuvo cinco días perdido en el desierto y no pudo continuar. Loriga y Gallarza at errizaron en Manila en mayo, después de recorrer 17.000 kilómetros. Sufrieron y disfrutaron aventuras, peligros, alegrías y satisfacciones que relatan en estas páginas. En ellas destacan el generoso apoyo de los portugueses de Macao que así se sumaron a la gesta.