Prosiguiendo con la labor de recuperación de los textos de uno de los grandes pensadores del último siglo, presentamos ahora, nuevamente traducida, la que es su obra magna, a la que los últimos acontecimientos han conferido una enorme vigencia. Si Marx dijo que la religión era un opio del pueblo, y Simone Weil replicó décadas más tarde que el marxismo se había convertido a su vez en una religión, Raymond Aron se aleja aquí de las enmiendas a la totalidad y penetra en el terreno de los matices: según el autor, es la rama mesiánica y revolucionaria del marxismo la que, junto con los nacionalismos de diverso pelaje, se ha convertido en una religión secular, en un opio de los intelectuales.