A Gustav le gustan los mapas y los viajes. Y también cantar. En 1938, él tiene diez años y ya es famoso: forma parte del coro de los Niños Cantores de Viena. Tras una gira por todo el mundo, llega a Australia, donde un hecho inesperado cambia su vida. Mucho después, Nacho, en Madrid, conoce la peculiar historia de Gustav y, con la ayuda de su petirrojo Amadeus y de su amiga Eli, descubre algo muy importante.