Resulta difícil saber cuántas personas desaparecieron durante la guerra civil española y la primera etapa del franquismo, pero se estima que cerca de 300.000 fueron ejecutadas por el bando franquista. Si esta parte de la historia permanece enterrada es porque, desde el inicio de la Transición, se estableció un acuerdo asimétrico entre vencedores y vencidos basado en el perdón y el olvido. La mayoría de las fosas comunes permanecen intactas tengamos en cuenta que España es el segundo país del mundo con mayor número de fosas tras Camboya, muchas personas siguen sin saber qué pasó con sus familiares desaparecidos y siguen impunes los responsables de aquellos hechos, que no dejan de ser crímenes de lesa humanidad. El siglo XX ha estado marcado por crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos tras los que las comunidades buscan mecanismos de justicia transicional que permitan lograr la reconciliación y la convivencia pacífica. Esta es la función de las comisiones de verdad, justicia y reparación que se han puesto en marcha en más de cuarenta países. Analizando algunas de estas experiencias (Argentina, Sudáfrica, Chile, Guatemala, Brasil, Alemania, Francia e Italia), podemos sacar importantes conclusiones sobre cómo se podría crear en España una comisión de la verdad que permita clarificar los crímenes franquistas sin resolver y así lograr, como dice María Garzón en el prólogo, una auténtica reparación que sirva de base para la convivencia pacífica y democrática.