La venta en tienda es una de las formas más tradicionales utilizadas en la función de compraventa. Nos referimos a aquella que tiene lugar en un local al que acude el cliente y es atendido personalmente por un vendedor. A pesar de la aparición y el empuje de las nuevas formas de venta tales como el autoservicio, Internet, catálogo, mailing y otros, en las que no interviene directamente la figura del vendedor, la venta en tienda, tal como la hemos descrito, sigue siendo determinante en multitud de tipos de productos y servicio. La característica fundamental de este tipo particular de venta es la atención personal que presta el vendedor actuando, según los casos, como dispensador del producto, asesor, consejero experto y apoyador en la compra del cliente. Sin lugar a dudas, aquí la actuación del vendedor es clave para el desenlace de la venta. Su capacidad para influir, atender y satisfacer al cliente son determinantes para el éxito en la venta. No exageramos si afirmamos que, en cierto modo, el vendedor forma parte del producto que compra el cliente.