La contribución europea a la historia del rascacielos ha sido atribuida tradicionalmente a las experimentaciones de los líderes de las vanguardias y el Movimiento Moderno, y a las escasas pero emblemáticas realizaciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Se conocían, es verdad, aportaciones adicionales del lado más conservador, y de procedencias periféricas a los escenarios habituales, pero la conciencia colectiva les adjudicaba un papel mínimo en el desarrollo de la tipología. SUEÑO Y FRUSTRACIÓN presenta más de 600 proyectos de rascacielos procedentes de 22 países europeos que demuestran que esta creencia minusvaloraba no sólo la aportación del sector conservador, sino la de los arquitectos europeos en general.