Esta historia mezcla sucesos históricos de la Roma imperial con crónicas históricas de generales chinos sobre el supuesto único contacto entre dos de los mayores imperios de la historia. Craso, un patricio romano muy rico, compartía triunvirato con César, pero carecía de su gloria militar. La envidia le llevó a armar una expedición para conquistar el imperio parto, que acabó en desastre. Más de 10.000 legionarios romanos quedaron presos, algunos destinados a morir trabajando en las minas, otros llevados al otro lado del imperio parto para proteger las fronteras de mongoles y chinos. Un general chino los derrotó, pero les perdonó la vida a los supervivientes y les dejó establecerse. El último legionario perdido cuenta cómo sobrevivió a los tres imperios a su nieto chino, a punto de enrolarse en una caravana que recorre la ruta de la seda.