Tras el espejo la musa escribe reúne las voces poéticas de doce escritoras seglares y religiosas de los siglos XVI y XVII que, apropiándose cauta y sigilosamente de los códigos y retórica al uso, desafían el canon de las letras masculinas para desestabilizarlo y, a la postre, subvertirlo. Las escritoras seglares, siguiendo la tradición de la querelle des femmes, critican la inconstancia y traiciones de los hombres; se mofan de sus pretensiones amorosas, destruyen los iconos femeninos y oponen a los modelos del deseo masculino la belleza interior de las mujeres, amén de defender y alabar a las viudas, blanco preferido por las sátiras masculinas. Por otra parte, las religiosas se dedican a la poesía sacra, destinada a santos y santas, a la Virgen, celebrando sus vidas solitarias enclaustradas para aprovechar la contemplación y la escritura. Algunas de ellas, más apasionadas, dirigen sus versos como saetas al agónico Jesucristo, y que por medio de una imitatio christi, feminizan el cuerpo doliente y sangrante de Cristo, produciéndose una neuromímesis corporal.