Durante el siglo XVII el tráfico de esclavos negros a la América española se monopolizó. Solo una empresa llevaba los esclavos a las Indias pagando una cantidad a la corona por cada esclavo que introducía. Al comienzo del siglo XVIII este monopolio lo obtuvo una empresa francesa, la Real Compañía de Guinea y del Asiento, con sede en Paris, entre sus accionistas figuraban el monarca francés y el español. Por el Tratado de Utrecht el monopolio pasó a Inglaterra, a la Compañía del Mar del Sur (South Sea Company) con sede en Londres, creada para solucionar el problema del pago de los intereses de la deuda pública inglesa. Su principal actividad mercantil era el tráfico de esclavos a la América española. Sus acciones cotizaban en la Bolsa de Londres y fueron objeto del primer crash bursátil. El monarca español también estuvo interesado en esta compañía. A finales del siglo XVIII la corona española decidió liberalizar el tráfico de esclavos negros a la América española, para que todos los españoles que lo deseasen pudiesen dedicarse a él.