Las fotografías realizadas por civiles, soldados y mercenarios en la prisión de Abu Ghraib horrorizaron a gran parte del mundo cuando fueron difundidas y publicadas por vez primera en la primavera de 2004. A pesar de que estas brutales imágenes de una prisión en el Irak ocupado no son obras de arte, sin embargo, evocaban de forma insistente valiosas esculturas y pinturas de un pasado lejano. La semejanza era involuntaria o ¿podría existir un vínculo entre estas formas tan distantes temporal y culturalmente? ¿Existía quizás un imaginario visual común subyacente a estos diversos objetos e imágenes?