Un polémico análisis sobre la importancia del consumo en las sociedades contemporáneas. El crecimiento y la modernización asociados al capitalismo han permitido que las clases históricamente más desposeídas logren un bienestar difícil de cuestionar. Sin embargo, en los últimos años han surgido algunas interrogantes: ¿por qué la prosperidad genera, al mismo tiempo, un creciente rechazo al mercado? ¿De dónde proviene el malestar social que ha exigido un cambio urgente en las relaciones entre la economía y la sociedad? Carlos Peña, uno de los más reconocidos intelectuales y ensayistas chilenos, nos presenta en este libro un polémico análisis sobre la importancia del consumo en las sociedades contemporáneas. Interpretando el presente en diálogo con pensadores fundamentales -entre los que se encuentran Karl Marx, Friedrich von Hayek, Georg Simmel y Karl Polanyi-, el autor se hace cargo de las inquietudes y discusiones surgidas durante los últimos años para afirmar que no es posible concebir la política sin el mercado. Lo que el dinero sí puede comprar es, también, una contundente réplica a las ideas de Michael Sandel sobre los límites morales del mercado, ofreciendo al lector un controvertido análisis sobre el proceso de modernización capitalista que -afirma Peña en esta reflexión- ha incrementado de manera significativa las condiciones materiales de los chilenos y, a fin de cuentas, sus libertades. Reseñas:«Sus alcances son mucho más amplios, se diría universales, porque apuntan a problemas tan debatidos como la relación entre modernidad y capitalismo, los límites del mercado y el consumo y la relación entre mercado y política.»Pedro Gandolfo, El Mercurio «Este es un libro fruto de una genuina reflexión intelectual que casi usa a Sandel como un medio para un fin mucho más ambicioso. Es evidente que será interpretado como una apología a lo que ha sucedido en Chile en los últimos treinta años.»Leonidas Montes, La Tercera «Un libro que deben leer abogados e ingenieros, sociólogos y profesores, arquitectos y médicos. Sobre todo, deben leerlo los economistas. A todos ellos los haría pensar. Les señalaría cómo construir un argumento sofisticado, sin perder de vista el objetivo, sin hacer trampas ni tomar atajos.»Sebastián Edwards