Sean y mamá recogen ramas de árboles y calabazas en el parque. Luego regresan a casa y, tras la cena y el baño, Sean se acuesta abrazado a su inseparable burrito. Cuando ya todos duermen en la casa, unos ruidos procedentes de la cocina despiertan a Sean. El pequeño y su amigo bajan silenciosamente y descubren que tanto los palitos como las calabazas se han convertido en zombis. Ahora ellos, convertidos en superhéroes, pondrán todo en orden, antes de volver a la cama agotados. A la mañana siguiente mamá los encontrará aún con sus antifaces puestos